Isabelle Kvist

Después de pasar un tiempo en Kungsholmen, Isabelle se ha mudado a Södermalm, donde ha creado un hogar en el que el color realza el interior y le aporta personalidad a cada estancia. Recorramos su nuevo apartamento y descubramos cómo las diferentes tonalidades establecen el tono de cada rincón.

Los colores de Isabelle

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Kit: Isabelle Kvist

¿Dónde estamos y cómo has acabado aquí?

Estamos en Ringvägen, en Södermalm, Estocolmo, en el piso de alquiler al que acabo de mudarme desde mi anterior piso en Kungsholmen. Al fin siento que he encontrado el lugar perfecto.

¿Cómo te describirías en una frase?

Soy alguien que florece cuando tiene varios proyectos entre manos, a ser posible completamente diferentes entre sí, pero siempre de naturaleza creativa o social.

¿Qué es lo que más te gusta de tu hogar?

Que los colores, el mobiliario y los detalles armonizan entre sí y crean una sensación de serenidad. El dormitorio es mi estancia favorita, allí todo combina a la perfección.

«Atrévete a dar color, no tiene por qué ser extravagante ni excesivo».

¿Qué tenías en mente al elegir la combinación de colores de tu hogar?

Quería dar un toque de color, pero que no resultara colorido de más. Más bien, quería que los colores realzaran la decoración y crearan un contexto claro, en lugar de competir con ella.

¿Qué colores elegiste y por qué?

Las paredes del salón están pintadas en Limón (82), un amarillo brillante y fresco con matices rojos, mientras que el techo, la puerta y el marco están pintados en Julia (1), un tono cálido y dorado.

La habitación está pintada en Tundra (139), un azul claro y vigorizante que aporta serenidad y frescura.

En cuanto a la cocina, elegí Buttercup (150), un amarillo mantequilla claro que resalta los rayos del sol, para las puertas y Antique (34) para las paredes.

Las paredes del recibidor, del pasillo y del pasillo de servicio las he pintado con Cashmere (143), un beige claro con pigmentos rojos que consigue aportarle calidez incluso a las estancias más oscuras. Las trampillas del pasillo de servicio las he pintado con el mismo amarillo de la cocina: Buttercup.

Me sorprendió lo bien que combinan los diferentes tonos y cómo le aportan a cada estancia un carácter propio, a la vez que aportan claridad al conjunto.

¿Qué es lo que más te gusta del resultado final?

Que los colores realzan el mobiliario y crean un hogar a la vez personal y meditado.

¿Cómo describirías tu estilo de diseño de interiores en tres palabras?

Claro, armonioso, meditado.

¿Tu mejor consejo para quienes se plantean volver a pintar?

Atrévete a dar color, no tiene por qué ser extravagante ni excesivo. Un color bien meditado puede transformar por completo una estancia sin sobrecargar.

Si tuvieras que elegir tu color favorito de la paleta de Klint, ¿cuál sería?

Limón (82). Es cálido, alegre y adopta unos matices preciosos dependiendo de la luz.